No me gusta Cristina, me causa una sensación desagradable escucharla y verla por televisión en sus discursos. No me gusta su soberbia, no me gusta su prepotencia. La veo presa de un ego con espinas clavadas a los costados. No puede salir de ella misma y eso me da miedo, es peligroso para nuestro país. Salvando distancias y perdonandome minimizaciones, el conflicto del campo me ilusiona, pone de manifiesto eso tan aterrador que me sugiere Cristina cada vez que se me aparece en cualquiera de los formatos posibles. Propone enfática e irremediablemente un "antes y un después".
Ayer yo estaba ansioso y expectante, lo de Parque Norte que organizó Nestor era predecible. Creo que hoy estamos mejor que ayer, con posibilidades mas claras de como avanzar hacia una resolución del conflicto que sea aceptable para la Argentina. Con la toalla a la cintura, preparandome para mi baño matutino, leí un buen artículo en La Nacion titulado El Pecado Original del Matrimonio Presidencial. Me pareció una sintesís pintoresca de parte de esta realidad que se vive hoy en la Argentina.
Me voy a bañar!
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